Última sesión. Debate. 8/2/2018

En esta sesión nos dividimos en grupos para debatir sobre temas controversiales en nuestra futura profesión.

  • Uso de la lengua materna en el aula
En este tema todos teníamos nuestro punto de vista. En mi grupo había opiniones dispares. Yo intentaría usar en todo momento la lengua extranjera. Solamente recurriría a la lengua materna cuando tengo que explicar algo importante y que necesitan entender sí o sí. Y no precisamente en los niveles más bajos, todo lo contrario. Por ejemplo usaría la lengua materna en 2ª bachillerato cuando necesito que comprendan algún concepto de gramática o de fonética que es importante para selectividad. Durante mis estudios tuve toda clase de profesores, algunos hablaban más o menos en la lengua extranjera, pero no tengo mal recuerdo de ninguno. Aprendí bastante con todos aunque sí noté falta de práctica oral.
  • Tecnología en clase
Sobre el uso de las TIC en clase ya expresé mi opinión en esta entrada. Como escribo en esa reflexión la clave es saber buscar el equilibrio entre la tecnología y lo tradicional.
  • Deberes sí o no
Sobre el tema deberes ya hablé también en alguna entrada anterior. Copio aquí el párrafo:
"También creo que es importante, a la hora de mandar deberes, no sobrecargarlos y, si puede ser, siempre darles un tiempo al final de clase para ir adelantando lo que puedan o darles un plazo más amplio que "el día siguiente" para entregarlos. Sobretodo si queremos un trabajo bueno y no hecho a correr y con prisa. Hay que tener en cuenta que van a tener deberes del resto de asignaturas."
Para evitar la sobrecarga de deberes, un sistema que funcionaba muy bien en mi colegio era reservar una parte del encerado donde el delegado se encargaba de apuntar los deberes que nos mandaba cada profesor al finalizar la clase. De este modo, con solo echar un vistazo al encerado, el profesor ya veía cómo íbamos de cargados y nos mandaba menos deberes o ninguno.
  • Características de un buen profesor
Aquí recogimos unas cuantas: cercano, que tenga sentido del humor, que invite a participar, que muestre pasión por su trabajo, que sepa transmitir, que se preocupe por sus alumnos, que respete a sus alumnos, que sea organizado, flexible, con interés por mejorar, que despierte curiosidad, etc.
Estoy de acuerdo con todas y, para despedirme, os dejo una redacción que tuvimos que hacer en el primer módulo del máster sobre un buen profesor que hubiésemos tenido. Creo que menciono varias de las características recogidas en la lista.




UN MUY BUEN DOCENTE 
Asignaturas: matemáticas, gallego, religión, música, tutoría, lengua 
Extraescolares: coro, guitarra 
Curso: 2º primaria hasta 2º ESO 



Se dice que la profesión de profesor es vocacional y este profesor es el vivo ejemplo de ello. Nunca he visto a otro profesor tan entregado en sus clases y tan preocupado por sus alumnos. Se notaba que le gustaba lo que enseñaba y, en las explicaciones, te transmitía su pasión por la materia. Era imposible no atender. Te cautivaba en cuanto empezaba a hablar y a mancharse con polvo de tiza. Utilizaba todos los recursos disponibles para hacer las clases entretenidas y se movía en todo momento, no se limitaba a escribir en el encerado para que copiásemos. Se cercioraba de mantener el contacto visual con todos los alumnos y de volver a captar la atención de los distraídos con una “leve” colleja sin interrumpir el ritmo de la clase. Me gustaba cuando explicaba algo complicado y nosotros le entendíamos a la primera o fingíamos hacerlo. Entonces, él se emocionaba, se ponía eufórico y se manchaba aún más con polvo de tiza y se echaba a reír y volvía a explicarlo todo de nuevo, y la clase se llenaba de vida y todos reíamos con él. Nos gustaba mucho su risa, nos alegraba el día. 

Fue mi tutor en varios cursos, pero, incluso en los años que no lo fue, se preocupaba por hablar con mis padres y con los de los demás compañeros y también con nosotros para solucionar algún problema que pudiésemos tener o, simplemente, para saber cómo nos estaba yendo el curso, si nos sentíamos bien, si algo nos parecía difícil, si teníamos algún problema con algún compañero. Tenía una paciencia infinita y siempre estaba disponible. Otra de sus características era su empatía. Sabía cómo nos sentíamos con unas pocas palabras y cambiaba el curso de la clase en función de nuestro estado de ánimo. 

Era el perfecto equilibrio entre los distintos tipos de docente: sabía cuándo ser autoritario, cuándo permisivo, asertivo o protector. Con él pasé los mejores momentos de mi vida y aprendí. Aprendí mucho: geometría y fracciones, la colocación del pronombre, los mandamientos… Nos enseñó valores, formas de vida; nos enseñó a ser personas y a pensar. Nos hacía pensar mucho. Hizo un intento por enseñarme a tocar la guitarra pero todos sus esfuerzos fueron en vano y, al final, tuvo que rendirse. 

Era el alma del colegio. Una persona especial y un profesor excepcional al que le debo demasiado. Yo, mi clase y tantas otras generaciones anteriores que tuvieron la suerte de tenerlo en un aula. Podría escribir tantas cosas sobre él. Tantos momentos y experiencias: las prácticas de coro en los recreos, aquellos chistes que nos contaba y que nunca entendíamos pero con los que nos reíamos igualmente porque su risa era excesivamente contagiosa… 

A día de hoy, y ya han pasado años desde que acabé el colegio, todavía no he escuchado una queja, un comentario negativo sobre este profesor. Ni por parte de otros profesores, ni por parte de padres ni por parte de sus alumnos. Esa capacidad de llegar a los alumnos y de formarlos no solo a nivel académico sino también personal es admirable. Tiene un don para esta profesión. Es mi modelo a seguir. 

Se jubiló el día que mi clase se fue del colegio, en nuestra graduación de 4º ESO. Según él ya llevaba demasiados años enseñando y el colegio sin nosotros no iba a ser lo mismo, le tocaba probar algo nuevo. Me habría gustado que le hubiese dado clase a mis primos pequeños, que les hubiese enseñado todo lo que a mí me enseñó, que conocieran a aquel hombre bajito y gordinflón de bigote y pelo blanco que siempre llevaba una guitarra bajo el brazo.

Comentarios

  1. Que redacción tan bonita! Esa podería ser unha actividade de expresión escrita, pedirlles que fagan a descrición dun profesor/a que lles marcara na escola primaria.
    Tamén poder ser unha boa actividade de titoría buscar un xeito de organizar os deberes para que todo o profesrado do curso saiba quen marca que.

    ResponderEliminar
  2. Olalla, me ha encantado tu entrada y concretamente tu experiencia con el mejor docente que has tenido. He de decirte que transmites esa alegría y nostalgia entrañable por el profesor, pues me he conmovido leyéndola. Tristemente, en mi breve experiencia como docente en prácticas veo que, al menos en el centro en el que estoy, no es la norma general ni de cerca. Presencio cada día una desmotivación total por parte tanto de profesores como de alumnos y me parece que es un círculo vicioso (y una inercia) difícil de cortar (aunque no imposible, desde luego). Los alumnos no muestran ningún tipo de interés por aprender (en mi caso hablamos de francés como segunda lengua extranjera) y creo que, en cierta medida aunque no totalmente, se debe al seguimiento estricto del libro de texto, con la realización y corrección de ejercicios durante toda la clase, además de los deberes del mismo tipo que se llevan para casa. Me parece normal que se aburran y mentalmente estén dispersos, pues no se realizan actividades que vayan más allá de ese rígido marco.
    En cuanto al uso de la lengua materna en el aula, en las prácticas me doy cuenta de que tiendo a utilizarla en niveles muy bajos (1.º o 2.º ESO) cuando observo que no entienden las consignas para una actividad concreta aunque las dé de diferentes formas. Insisto en que estoy ante casos de niveles de francés muy bajos. No sé si realmente es lo correcto, pero creo que lo hago un poco por desesperación. ¿A ti te ha pasado algo similar? ¿Qué opinas?

    ResponderEliminar
  3. Siéntete afortunada por haber tenido ese profesor que te ha llegado tanto. Ojalá tengas esa misma suerte en tus prácticas!
    Natalia, no te sientas tan culpable por tener que recurrir a la L1 en algún momento con grupos tan principiantes. Lo importante es no hacerlo como sistema, porque convertimos la L2 en una materia más que "aprendemos" a través de la L1, osea, un absurdo.

    ResponderEliminar
  4. Ánimo ás dúas! Tedes exemplos e ganas de ser boas e seguro que o conseguiredes. Recordade que Ana e máis eu só transmitimos as experiencias positivas, compartimos as actividades que sairon ben, pero polo camiño quedaron moitas frustacións e moitos pequenos e grandes fracasos. E aquí estamos! You will survive.

    ResponderEliminar
  5. Moitas grazas polos vosos ánimos. A verdade que enfocaba este período con positivismo e ganas de aprender, pero a miña titora é moi negativa e pásase as horas criticando aos alumnos, tanto diante deles coma en conversas privadas comigo. Resúltame difícil que iso non me afecte a nivel emocional, pois a queixa convértese en algo constante e eu quero motivalos, non o contrario. Ás veces encóntrome dando "un speech" de positividade e ela tíramo abaixo diante deles, dicindo que non queren aprender, que non estudan, que non saben, que só están alí para pasar o tempo, etc., polo que me resulta difícil xa non só levantarlles o ánimo a eles, senón tamén manter o meu propio. O bo de todo isto e que xa me queda claro onde non quero caer... E si, pese a todo, I think we will!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario